¡Hola cielos!
¿Cómo estáis? Hoy por fin os cuento más sobre mi viaje a Lanzarote de principios de verano con mi chico, ¡espero que os ayude si alguno de vosotros tiene pendiente ir pronto!
Nosotros fuimos 5 días a finales de junio, nos alojamos en Costa Teguise, en el hotel Occidental Lanzarote Playa del grupo Ron Barceló, y la verdad quedamos encantadísimos, tanto la ubicación, como el hotel en general, las habitaciones o la comida eran impecables, lo recomiendo 100%. Alquilamos un coche, que creo que es imprescindible para conocer bien la isla, en Autos Guaye, y también quedamos muy contentos con el trato recibido y con el precio, yo diría que inmejorable. Hicimos el itinerario repartiéndonos por zonas, más o menos, los sitios de interés:
El primer día, como aterrizábamos ya a media tarde, nos instalamos con calma y tan solo dimos una vuelta por Costa Teguise y nos acercamos a una calita que teníamos delante del hotel y a la que podíamos acceder directamente desde allí, ¡un lujazo!
El segundo día fuimos a darnos un baño a Playa Jablillo, también de Costa Teguise, y dimos una vuelta por Punta Mujeres, un pueblito con mucho encanto y unas fantásticas vistas. Seguimos la ruta hasta los famosos Jameos del Agua, y acabamos viendo el atardecer en el Mirador del Río, con vistas a la isla de la Graciosa, fue de ensueño.
El tercer día nos dirigimos al Parque Nacional de Timanfaya, y aunque la excursión en autobús me acabó pareciendo algo larga, desde luego no sorprendió, es increíble que después de tantos años la tierra aún siga desprendiendo tantísimo calor. El paseo en camello, evidentemente no pudo faltar, y desde luego fue de lo que más me gustó del viaje, ¡me enamoré muuuucho de nuestro camello! Seguimos nuestra ruta hacia el Golfo, donde además descubrimos un restaurante con mucho encanto justo a pie de mar, estábamos prácticamente solos, así que gozamos de unas vistas y una paz increíble. Para acabar el día fuimos a Playa del Papagayo, que aunque es un poco difícil acceder, merece la pena ir, pues sus calitas son mágicas.
El cuarto día fuimos al pueblito de Orzola, donde cogimos un barco hacia la isla de la Graciosa, donde todo es arena y casitas blancas y, como no, muchas calitas preciosas y, algunas de ellas, totalmente desiertas. ¡Nos encantó! Como pasamos el día entero allí, al volver quisimos ir a ver el atardecer en algún sitio especial, y nos dirigimos a Famara. La inmensidad de esa playa nos abrumó y encantó. Aunque no recomiendo demasiado ir allí a bañarse, pues su fuerte oleaje hace que el baño sea algo peligroso. Ver el atardecer desde allí, en canvio, es irremplazable.
En el quinto y último día fuimos al Jardín de los Cactus y a dar un paseo y a comer por Puerto del Carmen, es una zona más turística y masificada, con un paseo lleno de terrazitas, y por eso la recomiendo más para comer/cenar o tomar algo, que para visitarla en sí.
Nos quedaron algunos sitios pendientes, como Playa Blanca, la Cueva de los Verdes, Haria, Playa de la Garita, Arrieta, el Monumento al Campesino, Los Hervideros o Puerto Calero, pero creo que los imprescindibles los visitamos todos.
Lanzarote desde luego es una isla con mucha magia, y hay que verla por uno mismo para entenderlo. Espero que disfrutéis de las fotos y, si queréis ver aún más, tenéis un mini video en mi Instagram del viaje.
Y, como siempre,
Pronto mucho más.